martes, 23 de junio de 2015 a las 11:36 AM

"Laudato si", la encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la Casa común.

«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?» (n. 160). Esta pregunta está en el centro de “Alabado seas”, la segunda Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, publicada en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano.

[CORRIENTES]-

El Santo Padre afirma que: «Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», sino que nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra?».

«Si no nos planteamos estas preguntas de fondo −afirma el Pontífice− «no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes». El título del documento se inspira en la invocación de San Francisco de Asís en el “Cántico de las criaturas”, y recuerda que la tierra, nuestra casa común, «es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos» (n. 1).

En este sentido, el Papa Francisco invita a escucharlos, llamando a todos y cada uno a una “conversión ecológica”, según expresión de Juan Pablo II, es decir, a «cambiar de ruta», asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común».

Al mismo tiempo, el Papa Francisco reconoce que «se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta» (n. 19).

Estructura de la Encíclica.

La estructura del documento se encuentra trazado en el n. 15 y se desarrolla en seis capítulos. A partir de la escucha de la situación a partir de los mejores conocimientos científicos disponibles hoy (cap. 1), recurre a la luz de la Biblia y la tradición judeo-cristiana (cap. 2), detectando las raíces del problema (cap. 3) en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano. La propuesta de la Encíclica (cap. 4) es la de una «ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales» (137), inseparablemente vinculadas con la situación ambiental.

En esta línea de pensamiento, propone (cap. 5) emprender un diálogo a todos los niveles de la vida social, que facilite claros procesos de decisión (cap. 6), propiciando principios para avanzar en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico.

El núcleo de la propuesta de la Encíclica es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que “incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea” (15).

Importante: como documento adjunto a pié de página, hallarán la Carta Encíclica "Laudato Sí".

El Cuidado de la Casa Común.

Manifestando su preocupación por la  pérdida de la biodiversidad, destaca que “Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre” (33).

En esta tarea,  también debe considerarse la necesidad de una ética de las relaciones internacionales,  pues existe “una auténtica deuda ecológica” (51), sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay «responsabilidades diversificadas» (52) y son mayores las de los países desarrollados.

EI cambio climático no es un problema secundario sino que “es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad “(25).

Frente a todo esto, el Papa Francisco formula un llamado esperanzado :

“La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, fomentando la cultura del encuentro y de la solidaridad.